L. está desde hace una semana con nosotros y, después de haber librado varios días en armonía, ayer tuve una nueva explosión por la actitud ultra sobreprotectora que me parece tiene su papá hacia ella y que creo que a la larga es nociva para todos.
L. tiene derecho a interrumpir conversaciones, hacer berrinches cuando no es el absoluto centro de atención, levantarse cientos de veces de la mesa durante la cena y, la gota que causó el derramamiento del vaso ayer, levantarse n veces durante la noche, venir a nuestro cuarto y llevarse a papá con ella hasta volverse a dormir.
Durante toda la mañana estuve rumiando mi coraje y al mismo tiempo pensando en que tal vez sea demasiado egoista, que tal vez me estoy entrometiendo demasiado en la educación que G. le quiere dar a u hija. Hice búsquedas desesperadas en la internet, tratando de encontrar el hilo negro de la educación a los niños. Al final de la tarde, él y yo hablamos. Me dijo que está dispuesto a intentar ser más estricto. Acordamos poner en práctica una serie de reglas básicas de convivencia: apagar las luces cuando no se está en un cuarto, no levantarse de la mesa, poner en su lugar los juguetes utilizados y....no tocar la puerta del cuarto durante la noche. Empieza una nueva prueba de resistencia.
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