Estar en medio de un embotellamiento, haciendo cola con centenas de coches por horas y de repente ver rebasarnos a toda velocidad a un tipejo por un carril prohibido que claro, se cree más listo que todos nosotros, es para mí como una cachetada en la cara. Me invaden unas ganas locas de perseguirlo, alcanzarlo y recordarle a la progenitora de sus días.
En esas circunstancias y si tengo la oportunidad, no hay mayor placer para mí que cerrarle el paso al naco en cuestión y hacerle la seña de que haga fila como todos los demás. Porque es cierto, tanta culpa tienen los nacos como los "pacíficos" que los dejan pasar.
En esas circunstancias y si tengo la oportunidad, no hay mayor placer para mí que cerrarle el paso al naco en cuestión y hacerle la seña de que haga fila como todos los demás. Porque es cierto, tanta culpa tienen los nacos como los "pacíficos" que los dejan pasar.
Ya sé que mi comportamiento no es muy "lady-like", pero es frustrante ver como hasta en las cosas más simples de la vida, prevalece esta idea de que al que viola las reglas y es mal educado, le va mejor.
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