Mi libido va en montaña rusa. A veces sube mucho y a veces baja tanto que desaparece. Con todo y el vómito y las náuseas, he podido mantener una vida sexual más o menos saludable, pero para ello he tenido que enfrentarme cara a cara con mis propios complejos. La verdad es que con esta panza de 3 meses que ahora me hace parecer más un tamal mal amarrado que una mujer embarazada, me siento menos sexy que nunca. Ergo, tengo miedo de dejar de gustarle a mi marido. Ergo, cada vez tomo menos la iniciativa. No hay duda que lo más dificil es luchar contra nosotros mismos para mantenernos a flote.
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