De entre las muchas cosas que tengo que agradecerle a mi profesión está el haber tenido el privilegio de reunirme hoy con Pilar del Río, la viuda de José Saramago. Una mujer única! Una persona brillante, llena de proyectos, preocupada por su entorno y con ganas de cambiar el mundo, a pesar de que ya lo tiene todo para vivir cómodamente por el resto de sus días. Una persona que tiene una pasión de espiritú tan grande que no necesita de grandes aspavientos o manifestaciones para hacerse notar, porque con sólo dos palabras nos llena de inspiración y nos contagia su pasión.
No me extraña que el nobel de la paz haya vivido prendado de ella y que Pilar sobreviva por encima de la reputación del que fue su esposo.
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