Uno de los principios que mi mamá me inculcó exitosamente es el de "lo cortés no quita lo valiente".
Ayer por casualidad me topé con la ex de G y su actual marido en una recepción. Nunca nos encontramos de frente, siempre a varios metros de distancia. Debo de reconocer que tuve el impulso de acercarme a saludarlos porque mi voz interna me decía que era francamente tonto estar jugando al juego de "no nos vemos", pero no lo hice. Tal vez porque hubiese requerido un esfuerzo evidente llegar hasta ellos. No tengo una particular simpatía por ninguno de los dos, de hecho si pudieramos vivir vidas completamente separadas me sentiría mucho más tranquila, pero la existencia de una niña nos lo impide y movernos en un círculo más o menos similar también. Así que, gracias a mi mamá y a la gran flojera que me dan estas situaciones forzadas, terminé mi día de ayer con un mal sabor de boca.
Ayer por casualidad me topé con la ex de G y su actual marido en una recepción. Nunca nos encontramos de frente, siempre a varios metros de distancia. Debo de reconocer que tuve el impulso de acercarme a saludarlos porque mi voz interna me decía que era francamente tonto estar jugando al juego de "no nos vemos", pero no lo hice. Tal vez porque hubiese requerido un esfuerzo evidente llegar hasta ellos. No tengo una particular simpatía por ninguno de los dos, de hecho si pudieramos vivir vidas completamente separadas me sentiría mucho más tranquila, pero la existencia de una niña nos lo impide y movernos en un círculo más o menos similar también. Así que, gracias a mi mamá y a la gran flojera que me dan estas situaciones forzadas, terminé mi día de ayer con un mal sabor de boca.
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