fue muy bueno. Creo que por primera vez desde que llegué, no hubo tensiones de ningún tipo con L. en casa. Mi esposo comenzó a instrumentar su nueva política de reservar tiempo para nosotros dos y de ser un poco menos obsesivo con su hija. Los resultados están a la vista: cero conflictos y una esposa más cooperativa que hizo baby sitting completamente relajada mientras su marido estaba en el estadio.
En honor a mi infancia, le compré a L. la versión portuguesa de "Le petit Nicolas" en la Feria del Libro de Lisboa. Le leí el primer capítulo antes de dormir y nos divertimos las dos muchísimo, yo por mis nostalgias y ella descubriendo algo nuevo.
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