El martes pasado empecé mis clases de hidrogimnasia y estoy feliz. La inactividad ya me estaba poniendo paranoica y me estaba pasando horas delante del espejo tratando de descubrir zonas flácidas donde todavía no las había.
No creo que haya otro ejercicio mejor para mujeres embarazadas. El esfuerzo físico se difumina dentro de la alberca. Se ejercitan los músculos, se fomenta la circulación y la relajación. Además todas estamos sonrientes por sentirnos complíces del mismo barco. Los espectadores tienen una expresión de ternura y no de rabos verdes por ver a 10 mujeres en traje de baño. Llegué a la casa muerta y con ganas de comerme a un dinosaurio. Dormí como un angelito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario