L. se enfermó del estómago. Es tal vez laséptima u octava enfermedad que ha tenido durante el año. Hace dos fines de semana estuvimos levantándonos en la madrugada y nos quedamos encerrados un dia entero, por dolores de garganta. Me canso de decirle al esposo que su hija no tiene defensas, que eso no es normal.
No tengo recuerdos de que mis hermanos o yo hayamos tenido malestares tan frecuentes en nuestra infancia. Yo se lo atribuyo, entre otras cosas, a lo variado de nuestra dieta, a que mi madre nos daba paseos al aire libre frecuentemente y a que nunca nos vistió como esquimales cuando hacía frío.
Ahora con el chicharo en mi panza, me asusta un poco tener que tragarme mis palabras. Tal vez las cosas hayan cambiado y los niños, que crecen ahora tan protegidos, sean más frágiles. Tal vez en un clima mucho más extremo que el mexicano, sea normal que por lo menos una vez al mes, los hijos se enfermen. Al final cuál es la barrera entre un ninõ enfermizo y uno que no lo es? He estado haciendo búsquedas en la internet, sin éxito.