Ayer me fui a dar una vuelta a H&M pensando ilusamente en comprarme un vestido y una pulsera. La tienda abrió a las 10:00. Yo llegué a las 10:15. Ya no había nada en los estantes. Decenas de mujeres estaban amontonadas en el vestidor, mientras que otras subían y bajaban por la tienda mirando desenfrenadamente a su alrededor en busca de la más infima pieza de ropa. Un par de inglesas estaban en una esquina de la tienda con kilos de ropa. Les pregunté que si pensaban llevarse todo. Me contestaron que no pero que yo les tenía que ofrecer algo a cambio (jajaja...mi cuerpo???). Mi marido fue el que salió ganando. Le compré una camisa y un rompe vientos Los hombres al final son más civilizados en esto de las compras.
Lo que confirmé es que no estoy hecha para este tipo de experiencias. Prefiero pagar más caro, antes que deshacerme la cabellera, tratando de arrancarle un vestido de las manos a otra.
Para la colaboración con Versace, todo fue más civilizado. Repartían pulseritas y dejaban entrar grupos a comprar ropa, de 10 en 10 minutos. Me había imaginado algo similar. Supongo que para las tiendas es mejor mercadotecnia retratar a una jauría de mujeres salvajes apelotonándose en cuatro estantes y acabando con lo todo a su paso en menos de 4 minutos.
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