El matrimonio está lleno de retos. Después de más de 6 años de vivir sola, no me ha sido fácil adaptarme a la vida de casada. Ha sido todo un reto esto de compartir las responsabilidades de una casa, un presupuesto y una agenda común. Al mismo tiempo, la adaptación también ha involucrado aspectos tan insospechados como negociar hábitos alimenticios, establecer parámetros de limpieza -mi esposo es alérgico al polvo, lo cual es una verdadera pesadilla- y definir programas de televisión en común.
Hay días en que todo está bien, estoy cool y sobrellevando las cosas....y luego hay fines de semana como éste en el que todas las cosas que realmente disfruto hacer pasan a un segundo plano para dar paso a : un programa bilateral con L. de viernes en la noche (hacer compras con ojo de aguila para detectar cada movimiento de la niña en la tienda, pelicula Gnomeo y Julieta, nuggets de pollo y papas fritas), sábado engendrada en manicurista de L. (uñas postizas de juguete azul electrico que la traen loca) y bailar en la sala de la casa escuchando hasta la muerte "Barbie Girl" de Acqua, y, domingo de fiesta infantil y visita al amigo más darky y descontento con la vida que tiene G.
Y yo? Con ganas de ir al cine, caminar por la calle y cenar sushi....Sí,si, adoro a mi marido y a mi hijastra, pero hay veces en que cooooomo extraño mi vida de soltera.
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