Podemos ser la generación de las mujeres exitosas, de las cuarentonas guapas y de "Sex and the City", pero lo cierto es que una mujer que llega a los treinta y tantos y sigue soltera, carga con ella la angustia inevitable de quedarse sola por toda la vida.
Tuve la oportunidad de conocer hace poco a una niña turca de 32 años, guapisima, super inteligente y con un trabajo exitosisimo en una organización que se dedica a proyectos educativos en comunidades marginadas. Con todo y todo, acabamos hablando de lo preocupada que estaba porque practicamente no había hombres -y menos en Turquía-que se aventaran el paquete de estar con una mujer así.
Y me acordé que en mis epocas de Naciones Unidas era la misma historia: los hombres casi todos casados y decenas de mujeres guapas inteligentes en soltería -no quiero ni contar la jauría que se armaba cuando llegaba algún jovenzuelo soltero al medio-.
Yo por supuesto que le dije que no se preocupara, que hoy las cosas ya no son iguales y que las mujeres que estamos en una situación similar nos estamos casando más grandes, también porque somos más exigentes -lo cual es totalmente verdad. Que yo misma me casé a los 34 y que hacerlo antes para mí habría sido un desperdicio.
A pesar de eso, la realidad es que aún hay muchos hombres que no se acostumbran a la idea de tener una mujer con todas estas cualidades. Yo creo que por inseguridad, porque ven en ella una mujer codiciada y por ende una amenaza de abandono. Por eso prefieren conformarse muchas veces con menos y seguir sintiendo que llevan la batuta.
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