jueves, 17 de febrero de 2011

Mamá

Mi mamá era una mujer exitosa profesionalmente, guapísima y con clase. Una mujer que se levantó desde abajo y brilló con mucha intensidad. Yo quería ser como ella. El día que mi papá se fue de la casa hace 24 años, ella se vino abajo. Entró en una depresión clínica tan profunda que dejó de ser quien era. Paulatinamente, dejó el trabajo, dejó de arreglarse, se endeudó y acumuló cosas, tantas cosas, que hizo la vida a su lado insostenible. Nunca dejó que la ayudáramos, nunco se ayudó a ella misma. Todos nos quedamos presos en su psicosis y sufrimos de las nuestras en consecuencia. Justo cuando pienso que tal vez algo en su cabeza va a reaccionar, tenemos una discusión como la de ayer en la noche, con llantos, gritos y reproches que datan de 15 años. Todo para evitar reconocer las culpas que carga en sus hombros y hacer algo al respecto. Y yo, impotente, por no poder ayudarla, ni ayudar a los que quiero que aún están con ella.

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