miércoles, 29 de junio de 2011

Malas experiencias

Falleció nuestro Consul Honorario en Oporto y tuve que ir al funeral en representación de mi gobierno. Aclaro que en el ámbito personal no me gusta ir a funerales cuando no soy verdaderamente cercana al fallecido o a la familia, tal vez porque siempre he pensado que necesitamos espacio para hacer nuestro luto. Así que fue más bien a regañadientes que hice las tres horas de carretera para cumplir con esta responsabilidad especial.
El Señor Salvador Caetano fue un empresario de gran prestigio y con una enorme calidad humana, por ello no fue una sorpresa encontrarme con una iglesia llena a rebentar y dezenas de personas esperando en la calle. Al finalizar el servicio religioso y como es la costumbre aquí, su mano derecha me llevó entre la gente a darle el pésame a la familia, comencé con una hija, una nieta, la viuda y cuando iba a acercarme a otra hija, esta comenzó a gritar: "qué hace toda esta gente extraña aqui!! Esto es de la familia!!"....me sentí peor que una cucaracha aplastada.
Evidentemente no puedo juzgar a nadie en un momento tan doloroso como ese, pero también no puedo pensar que hice mal porque respeté las formas y porque estaba haciendo mi trabajo. Cuando una persona de este calibre muere, la familia tendría que estar preparada para ser abordada. Es así.
Espero de verdad que en lo que me queda de carrera no me toquen muchas más de estas experiencias. Con esta, que bastante fue mala, aprendí y tuve para mucho tiempo.

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